viernes, 8 de octubre de 2010

“Viernes & los Robinsones”, La Región (15-12-87)


El 15 de Diciembre de 1987, martes para más señas, Viernes y los Robinsones copaban la contraportada del diario local La Región a su vuelta de la gira bretona. Esta es la transcripción literal de la crónica que escribió Maite Gimeno en el espacio Gentes de Orense:


"Viernes y los Robinsones", rock orensano para Europa

La popularidad de Viernes y los Robinsones ha llegado hasta la vecina Francia donde el grupo orensano ha participado en el programa “Carrefour des Regions d´Europe”. En su larga gira de actuaciones por siete ciudades de la Bretaña francesa han contactado con los grupos musicales que forman parte de la vanguardia musical europea. La cálida acogida de su música en Francia “fue una sorpresa total. Cuando terminábamos las actuaciones la gente se acercaba a decirnos que nuestros temas y nuestra música les habían gustado, que se notaba que tenemos algo, concretamente nos decían que tenemos corazón, y fuerza en la expresión de nuestras composiciones”.

Objeto de deseo

Para Viernes y los Robinsones, desde hace poco más de dos años, la música se convirtió en “ese oscuro objeto de deseo”, y ya entonces, sin apenas conocimientos musicales, acariciaban la idea de convertirse en un grupo con “fama y dinero”.

Del grupo inicial formado hace dos años para participar en el ¡Uf que noche!, tan sólo quedan Labrador y Carlos. “Entonces habíamos pensado hacer una revista para el festival porque en principio era una movida de grupos y de ambientillo marginal de publicaciones y fanzines” apunta "el negro”, "decidimos formar el grupo un mes antes. Fue una experiencia interesante. No teníamos ni idea de música ninguno. Nociones musicales ninguna”.

Labrador Musquiños, “el negro”, de 25 años de edad, es la voz del grupo y también toca la armónica; Moncho “Dib”, de 30 años, se ocupa de la guitarra; Antonio Rodríguez, “Amadís”, tiene 20 años y toca el bajo; Fernando Risco, “Indio”, a sus 21 años es el batería del grupo; y Carlos Rego, “Paco”, de 22 años, se encarga de las voces y la guitarra rítmica. Todos ellos han decidido apostar por la música y aunque todavía su caballo no ha pasado de la línea de salida, sí permanecen alerta al sonido del pistoletazo de partida. De momento se revuelven en sus “cajones” con las actuaciones de Francia, y Vigo, el viernes pasado.

Moncho y Fernando son conocidos en el mundillo del rock orensano porque «ya habían militado en las filas de “Plásticos Elásticos” y “ Última Fila”».

Venganza

“Viernes y los Robinsones” no han cambiado de nombre desde su creación, aunque una de las propuestas era la de “Los hijos de puta”. A más de uno de los componentes ese título les pareció excesivo, por ello votaron en contra, “por lo salvaje y subversivo”, Al “negro” no se le ocurrió otra venganza que la de imponer el pseudónimo que utilizaba en el fanzine, que no era otro que el de “Viernes”, delante de los del resto.

En cuestiones de rock se confiesan influenciados por todo el creado entre 1960 y la década actual, “nosotros hacemos rock a secas, no nos decantamos por ninguna ola concreta, nuestras influencias son de todo tipo. Cada uno de nosotros tiene unas influencias distintas, a unos les gusta el rock y el jazz y a otros sólo el rock”.

La idea de participar en el programa francés partió de dos promotores orensanos que “habían traído a Orense a dos grupos franceses y teloneamos a “Kalashnikov”, los que se quedaron con la idea de que fuéramos a tocar a Francia porque les habíamos gustado. En principio pensamos que la cosa era una simple gira organizada por ellos y por unos amigos franceses, luego nos enteramos de que era una historia mucho más importante, porque lo del Carrefour s una movida cultural en la que participan Bretaña, Galicia y Groningen, una región de Holanda. Allí nos encontramos con el Reixa, con Rogelio Martínez, el relaciones públicas de Adolfo Domínguez, y con gente del Centro Dramático”.

En su gira, que partió de Rennes, recorrieron toda la Bretaña francesa. “Al principio nos parecía muy difícil contactar con el público; es gente más fría, más estática, y no baila tanto como aquí”, afirma "el negro”; “además los jóvenes están más controlados, no salen de noche. La gente nos decía que tenemos algo, que tenemos corazón, que llevamos fuerza dentro y a eso no están acostumbrados”.

Contactos

En Francia, además de la diversión. “Viernes y los Robinsones” consiguieron entrar en contacto con los grupos que representan a la movida europea. Entre los proyectos más inmediatos está el de telonear a un grupo belga que tiene cuatro “elepés bastante conocidos”, también actuarán con la compañía francesa “Chiguagua” y con los “Rod Runners”.

Para el grupo orensano el reto mayor ahora mismo es el de “ahorrar un poco de dinero para poder grabar allí, porque allí hay mucha más movida musical y, por supuesto, muchos más medios”.

A todos los componentes de “Viernes y los Robinsones” les gustaría vivir “del rock”, sus planteamientos, en principio, son lo suficientemente serios para centrar toda su actividad en el perfeccionamiento musical del grupo. “Nosotros no queremos la gloria, lo que de verdad nos interesa es el dinero, la fama nos da igual”.

Por el momento han alquilado un local, conjuntamente con el grupo “Abuña Jazz”, cuyo alquiler les cuesta 10 mil pesetas mensuales, donde ensayan dos horas o tres diarias, “depende de si tenemos alguna actuación cercana”.

Iniciativa

Una de las mejores impresiones recibidas en la gira francesa fue “la iniciativa de los empresarios. Allí todos los cafés y pubs tenían su escenario con actuaciones diarias y a los grupos les pagan por todas las actuaciones, desde luego el apoyo de la gente de los locales hacia los grupos es envidiable”. Este tipo de iniciativas es el que echan de menos los componentes de “Viernes y los Robinsones”. En este sentido sus experiencias son bastante “decepcionantes” ya que “en las fiestas del Magosto el ayuntamiento nos contrató para actuar y todavía no nos ha pagado las 140 mil pesetas que nos prometió, y esta no es la única experiencia, algunos empresarios te avisan para actuar y luego argumentan que no ha habido caja para poder pagarnos”.

“La gente tiene miedo a que, como somos un grupo de rock, el local se les llene de delincuentes, la mentalidad no ha cambiado”, señala “el negro”. “La gente de aquí nos tenía que ayudar más, y, como mínimo, el Ayuntamiento, cuando organiza las fiestas de Orense, podía contratarnos como teloneros a grupos orensanos.”

Según confiesan los componentes de “Viernes y los Robinsones”, “entre los grupos de Orense hay muchas envidias, las relaciones son algo tirantes”.

lunes, 23 de agosto de 2010

MÁS CRÍTICAS A “Un par de cosas (1991-2000)"



En esta ocasión os dejamos el enlace “paisajeselectricos” donde podéis leer una crítica a nuestro CD recopilatorio “Un par de cosas (1991-2000) escrita por Txema Mañeru, con un estupendo vídeo incluido.

lunes, 19 de julio de 2010

VIERNES & LOS ROBINSONES de gira por Francia (Noviembre 1987)


Día 1:
Es un día de Noviembre de 1987 a la hora en la que el sol empieza a asomar su yema allá al fondo, entre las nubes, muy cerca de Burdeos. Fernando conduce desde Ourense. Nadie duerme y nadie está callado. Todos hablan, proclaman, explican, expresan, mencionan, gritan. Es una invasión de palabras como piezas del Tetris, el videojuego soviético que está de moda. Se ensamblan unas con otras en algún lugar de la cabeza y se hacen sitio hasta la garganta, resecando la lengua mientras van saliendo de los labios hacia afuera, escupidas en racimos que se apiñan en el escaso espacio libre de la furgoneta; emergen en oleadas, por docenas, cientos, miles. Nadie es capaz de estar callado. Es lo que un neurólogo diagnosticaría como síndrome de Tourette, tics vocales severos. Pero dejémonos de médicos. Lo que hay es un grupo de amigos que se van a tocar por pueblos y ciudades de Bretaña durante diez días, formando parte del Carrefour des Regions D´Europe, una reunión intercultural de Bretaña, Groninguen y Galicia. Viernes y Los Robinsones se van de gira. Esa es la pura realidad. Como para estar callados.


Día 2:
Ya están en Bretaña. Ya han visto a Martin, uno de los catalizadores de esta aventura al que conocen desde su visita a Ourense con Kalashnikov, a los que telonearon en la Casa da Xuventude. Hoy tocan en Langolen, cerca de Quimper, con Dominic Sonic, el nuevo grupo de Martin y con Apiie Albert & the Doctors, con quienes compartirán alguna fecha más. Ya se ha unido a la troupe
Rafa que, según parece, ha llegado desde Niza. Por la mañana alguien preguntó, en medio del habitual amasijo de conversaciones, si antes no habían pasado un par de veces al 4L azul que llevaban delante. Cuando Fernando, que todavía no ha dejado el volante a nadie, se disponía a adelantarlo de nuevo, advirtieron una mano asomada por la ventanilla que comenzaba a hacer evidentes gestos para que se detuvieran. La misma mano que en un abrir y cerrar de ojos pegaba una sirena en el techo del 4L. Un gendarme pelirrojo con bigotillo Willy De Ville, la mano de la sirena tocando el ala de la gorra con la punta de los dedos. La vitesse. La vitesse. Sí, sí, señor gendarme, tendrán mucho cuidado con la vitesse. Y continúan viaje, hablando sin parar, por supuesto.


Día 4:
Hace frio. El primer bolo estuvo bien para romper el hielo pero el de ayer fue perfecto. Tocaron en Le Barracuda. Mucha gente; Labra inspiradísimo, incluso con las frases que chapurrea en francés (cette chanson parlé de le contrabando, cette chanson parlé de la nuit
); Moncho parece que lleva tocando con ellos desde siempre y no desde hace veinte días. Como broche de oro tocan Suzie Q, cerrando el concierto con ese puntillo macarra. Cenaron unos bocadillos de un pan desconocido que aquí llaman baguette y durmieron en el piso de arriba de la propia sala. Por la mañana on the road again dándole a la lengua, hacia Saint-Malo. Au revoir Le Barracuda, puro rock´n´roll.

Día 5: Jorge, que los acompaña desde Ourense y hace las veces de road manager, parece conocer a todo el mundo sea bretón o no. Rafa es por el estilo. Ambos se encargan más o menos de la logística y de organizar las necesidades básicas: comer, dormir, etc. Los músicos sólo ponen su música. Hoy tocan en un barracón desde el que se ve el mar de Saint-Malo, un sitio perfecto para cantar ese himno a la desidia que dice:

Vo-vo-vo-voy bailando en mi tabla / haciendo surf en el Barbaña / rodeado de basura / haciendo surf yo soy feliz / en mi tabla quiero vivir / Ba-Ba-Ba-Bar-Bar-Bar-Barbaña Surf.

Beaujolais y paseos junto al mar en Saint-Malo, empapelada de carteles que anuncian por todo lo alto a Viernes et Les Robinsons. Esto sí que es vida.

Día 6: Sí, esto sí que es vida aunque siga haciendo mucho frio. Moncho, a pesar de su barba, tirita en un sofá. Han dormido en casa de unos rastafaris repleta de discos y comics y han pasado el resto del día hasta la hora del bolo sesteando, aunque sin dejar de hablar por los codos. Saben que hay que guardar un poco de fuerzas para lo que queda.

Día 7: Ayer en Fougueres, hoy en Plerin. ¿O es al revés?. En algún sitio hay una casa asombrosa en la que han pasado la noche, cuyos dueños podrían ser perfectamente Astérix y Obélix. Se empiezan a amontonar los días. Lo que sí es seguro es que mañana, fin de fiesta en la capital. Alguno ha estado perdido buena parte del día, pero están preparados.

Día 8: Rennes. Es más grande de lo que parece. Fernando y Amadís caminan sin rumbo entre muros de fábricas. Algunos duermen en casa de Martin o de algún conocido de Martin. Cuando pasan por delante del local de ensayo de Los Carayos creen oír que 091 están igualmente de gira por Francia. Rennes es un hervidero; también paran estos días por aquí los del Centro Dramático Galego. Y Reixa, Morris y Manquiña. Y claro, inevitablemente sale a relucir el gran tema de conversación cuando encuentras gallegos por el mundo adelante: que como en casa no se come en ningún lado. Morriña de empanada, pulpo y zamburiñas de la ría. Por otro lado, el concierto cumple de sobra con las expectativas. Dominic Sonic, que recuerdan vagamente a Suicide, son muy buenos y A.A. & the Doctors buenísimos, como demuestran bordando una versión del Goodnight ladies de Lou Reed, pero Viernes y Los Robinsones no les van a la zaga. De ello les quedará constancia porque alguien ha tenido la gran idea de grabar el concierto. Labra está imponente, reptando literalmente por el escenario como endemoniado mientras aúlla Esta noche voy a pasarlo bien; Moncho hace saltar chispas de su Gibson; Carlos se desgañita y reparte monumentales tajos con su mano derecha como si cortara filetes de carne cruda; Fernando y Amadís bombean y percuten sin tregua una y otra vez. Canción negra, Si llego tarde a casa, Contrabandeando, Barbaña surf. Ha quedado el pabellón bien alto. Y que nadie se vaya, todavía quedan mucha noche y mucha fiesta.

Día 9 y 10: Están charlando y tomando café. Una cristalera los separa de la calle, en donde llueve con intensidad. Esperan a Jorge. Pueden ver la furgoneta aparcada. En Rennes se rascó de la manera más tonta todo el lateral derecho y antes casi se quedan sin bajos y sin ruedas al atravesar un bordillo lleno de piedras pero lo cierto es que ha resistido bastante bien tantos kilómetros en tantos días. Jorge surge bajo la lluvia y parece mirar hacia adentro. Lo llaman a gritos, agitan los brazos pero Jorge no los ve, sólo está mirando su propio reflejo en el cristal mientras se coloca el pelo. Alguien dice, venga, vámonos antes de que se pierda. Se levantan y salen al aguacero que sigue cayendo sin piedad sobre Verín. Ya falta muy poco. Regresan cansados, felices y comenzando a poner en orden sus recuerdos. Y ahora sí, de la furgoneta se ha apoderado un plácido y rotundo silencio.

Javier Dorforno Junio 2010


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lunes, 12 de julio de 2010

COSECHA ROJA: Sala Vanessa (Ourense, 29-12-93)



A la altura del Pazo de Xustiza en la calle General Franco (rebautizada ahora con un antónimo como calle Progreso), en un edificio en donde hubo un hospital en el que nací, estaba la sala de fiestas Vanessa. Sofás de escay y moqueta azul sucio; cacaolat con coñá como iniciativa anti-garrafón aconsejada por Leo y, vigilándonos a todos, una mirror ball grande como la Luna, enviando reflejos a nuestras cabezas en el centro de la pista. Todo bastante denigrante y disparatado pero, qué queréis, eran los ochenta. Allí celebrábamos las fiestas del instituto para recaudar dinero para nuestros viajes de fin de curso (sí, yo también soy de esos adolescentes que vieron amanecer en Benalmádena). En una de esas fiestas tocó Ultima Fila con Alta Tensión y creo que con Telaraña, el grupo de Leguina con el que compartíamos local de ensayo y que nos prestaba ampli, guitarra y todo lo que le pidiéramos. Años después, en la época del Vacaciones Permanentes, también tocó Cosecha Roja y de ese concierto os traemos ahora esta grabación. Creo que fue uno de los mejores momentos del grupo en el plano digamos artístico. Ensayábamos mucho (hasta que dejamos de hacerlo) y sonábamos tal y como queríamos sonar. Quizá por entonces pasó a nuestro lado el tren ese que hay que coger y que ni nos enteramos. O lo que me parece más probable, que nunca hubiese tren alguno y que hasta para eso el talento lo tuviesen otros. No obstante, ahora tengo claro que el fin último de todo estas historias que hemos vivido y que os estamos contando, era tener este blog que con tanto esmero cuida Amadís y que para nosotros es el disco duro de nuestra memoria (histórica).

Se me olvidaba. Aunque Vanessa era discoteca y no tenía una programación muy estable de conciertos, a veces hacía cosas como por ejemplo Paul Collins Beat, todo un acontecimiento para nosotros porque nos gustaban mucho (All over the woooorld, tonight) y porque traía como batería en aquella gira a Billy Ficca, sí, sí, el mismo, el de Television, el de Marquee Moon, disco totémico para Cosecha Roja del que a veces versionamos (siempre pudorosamente y en la intimidad) See no evil.

Javier Doforno, Junio 2010


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viernes, 25 de junio de 2010

COSECHA ROJA: Luna 11 (Ourense, 21/06/1991)


Todavía no hemos hablado aquí de los conciertos de Cosecha Roja como teloneros, que han sido unos cuantos. Yo me acuerdo especialmente de uno en el campo de fútbol de Os Remedios, en unas fiestas de Ourense, abriendo para Juan Perro. Si no me equivoco fue el concierto con más público de nuestra historia. Recuerdo que todavía se estaba poniendo el sol y me parece que no estuvimos nada mal. Los cabezas de cartel estuvieron perfectos pero lo mejor fue verlos en la espectacular prueba de sonido tocando el Let´s get it on de Marvin Gaye, con el ínclito Auserón parando la canción cada 3 ó 4 compases para exigir más brillo a los músicos. Y la noche terminó brillando como pedía el ex Radio Futura.

También tocamos en la Plaza Mayor con Amparanoia, de los que sólo recuerdo su insipidez, su superficialidad adornando un pretendido encanto inexistente (para entendernos, eso que se suele llamar buenrollito). Seguro que Joey Burns y John Convertino, entre otros, no opinan lo mismo que yo, pero eso es lo bueno: la unanimidad es una de las peores enfermedades del ser humano. Y para gustos hay colores. Si sirve de ejemplo, el otro día me encontré a un conocido que me espetó a bocajarro oí vuestro disco recopilatorio y os parecéis a esos piltrafillas de Los Secretos pero como de muy mala hostia. Me quedé perplejo. Había tocado mi fibra sensible. Miré mis zapatos en plan shoegazer, unos segundos, dudando entre echarme a reír o echarle las manos al cuello (metafóricamente). Levanté con parsimonia la cabeza. Lentamente. Recreándome en la frase. Demorándome en el ascenso hasta pararme en su sonrisa petrificada que me decía eso que dije pretendía ser…un piropo. Y nos reímos un buen rato.

Pues bien, de esos piltrafillas iracundos de Cosecha Roja os dejamos ahora unas canciones, audio y video, de un vitaminante y supermineralizante concierto en la antigua Luna 11 (ahora Máster Club) antes de que se subieran al escenario los míticos Sex Museum, capitaneados por el tremendo Fernando Pardo y con El Niño a la batería, auténticos superclase. Por cierto, ese día fue pronunciada por primera vez la mítica frase pa tí y pa tu prima, que desde entonces forma parte de la jerga Cosecha Roja . En lo musical, a mí me gusta en particular la correosa versión que hacemos del What goes on de la Velvet. Por supuesto, se admiten opiniones, eh?

Javier Doforno, Mayo 2010


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jueves, 24 de junio de 2010

50 ANOS DE POP, ROCK E MALDITISMO NA MÚSICA GALEGA. Fernando Fernández Rego


Editorial: TOXOSOUTOS


Acaba de publicarse este librazo que recopila un montón de reseñas sobre las carreras de los grupos gallegos más destacados de los últimos 50 años, de "Los Tamara" a "Triángulo de Amor Bizarro". Encantados, comprobamos que Cosecha Roja ocupa un lugar preferente en las preferencias del autor. Escrito en gallego, se incluyen una pequeña biografía y un comentario detallado de la discografía del grupo. Más que recomendado si quieres tener una visión amplia del pop y el rock que se hacen en esta esquina del mapa. En este enlace teneis una entrevista con el autor, Fernando Fernández Rego. (que no es pariente de nuestro cantante, por cierto).

miércoles, 9 de junio de 2010

COSECHA ROJA: Licor Negro (Pontevedra, 1991)


Allá por 1991 Cosecha Roja estaba en su más tierna infancia. Creo que todavía ensayábamos en el Polvorín, en un pendello en el medio de una leira del que teníamos que sacar los instrumentos hasta el coche con una carretilla como si estuviésemos de vendimia . Y hacer eso, es un suponer, a las 4 de la mañana al regresar de un bolo, parecía una secuela de arte y ensayo de Los chicos del maíz. Ese año fuimos a tocar a la sala Licor Negro en Pontevedra, de nombre cuando menos inquietante. Esta era también estudio de grabación por lo que nos ha quedado una muestra sonora, aunque algo balbuceante, de lo que éramos por entonces. A cargo de todo aquello estaba Pierre (léase Pier, supongo), un tipo con aquel look Peter Pank de El Víbora y entre cuyas virtudes no destacaba precisamente la puntualidad. Me parece que se bajaba desde el camerino al escenario por unas escaleras y no recuerdo mucho más. Humo. Olores y sabores. Lo que no se olvida es aquel adelantamiento interminable, con el R5 rojo de Carlos, en el que pudimos pasar a formar parte de ese selecto club (venían coches de frente) en el que están Buddy Holly, Nino Bravo, Otis Redding, Eduardo Benavente, Duane Allman, Cecilia y tantos otros. ¿Qué más?. Bueno, si me concentro veo una habitación. Una habitación cuádruple. Por suerte no es como aquella de Fene, o la de Pontedeume. Tampoco es el lujo de Bilbao. Puede que sea yo ese que se mueve como un astronauta que se mira en el espejo del baño con los ojos como uvas pasas y que se pregunta ¿si eso de ahí al lado es una plaza de toros, en dónde estoy?. Esto no es Exile on Main St. Esa melodía no es Rocks off. Esto no es el sur de Francia y esa ni siquiera se parece a Anita Pallenberg. Ay, la juventud. Anda, vete a cama. Si la encuentras, claro.

Epílogo:

¿Cómo es posible que no me acuerde de nada más?. Llamo por teléfono a Dís. Parece ser que el R5 rojo lo rebautizamos aquel día con el nombre de Halcón Milenario. Menos mal que no falló el salto al hiperespacio. Me dice que entonces teníamos un manager (¡?) que arregló unos días de grabación con el amigo Pierre en aquel despampanante estudio y que empezamos a grabar hasta que el productor se le ocurrió decorar las guitarras con flangers y otras cosas raras. Y la cosa se quedó ahí. Una lástima. Es sólo una hipótesis, pero quizá podría haber quedado bastante mejor que esta maqueta. Live at Licor Negro - 1991.

Javier Doforno, noviembre 2009


*Las canciones que aparecen en el siguiente reproductor son: 1. El último beat, 2. Días de sol (inédita), 3. Vacaciones permanentes (primera versión), 4. Entre tus brazos (inédita).


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martes, 13 de abril de 2010

VIERNES & LOS ROBINSONES "en el Bogart"


Cartel de Viernes & los Robinsones de J.L. Labrador (1986)

Bogart, circa 1985-86

Aunque suene paradójico, hace veinticinco años en Ourense era mucho más fácil tocar en directo...aunque no hubiera ninguna sala que se dedicara a programar conciertos. Tocábamos en la Casa da Xuventude, tanto en la cafetería como en la sala de exposiciones de la planta baja o el Polideportivo; en un garito que había por Oira; en la Plaza Mayor por el Magosto o el Entroido; incluso en el Casablanca...

Los que hoy se pasen por el Café Central de la plaza de Paz Novoa, ni se imaginan la oscuridad de su primera etapa, cuando se llamaba Bogart. El escenario, por llamarlo de alguna manera, estaba en el mismo sitio en el que está hoy, pero entonces estaba más bajo que el resto del local, una especie de foso desde el que el público te miraba desde las alturas. En realidad, imagino que se habían apartado unas mesas para que nos colocáramos allí, porque allí nunca se había organizado ningún concierto. Si tocamos en el Bogart fue porque el disc jockey de entonces (o pinchadiscos, que lo de DJ aún no existía), era ni más ni menos que Carlos Álvarez, todavía hoy al mando de Peggy Records, la única tienda de discos de la ciudad. Carlos era uno de aquellos (escasos) adelantados que descubrieron a principios de los ochenta lo mejor del nuevo pop, y se encargaban de difundirlo entre sus cercanos. Como no nos acordábamos de cómo llegamos a tocar allí, le insistimos para que hiciera memoria:

“Los conciertos del BOGART los programé yo, que era el pincha en esos tiempos. Empezaron con Última Fila, luego vosotros, después Abuña y unos que no recuerdo como se llamaban que tenían fans y todo -eran una cosa entre Hombres G y Eskorbuto- El que cantaba es de la familia de los Rojo. Recuerdo que nadie cobró y que mi jefe Paco se quejaba de que allí nadie tomaba nada... Con Labra contacté después de veros en unas fiestas de San Francisco, tocando en Peña Trevinca. TODOS TENÍAMOS PELO Y CASI NADIE BARRIGA”.

Viernes & Los Robinsones actuación en el Bogart

Los que sonaban entre Hombres G y Eskorbuto (muy buena descripción, aunque parezca mentira), eran Undécima Advertencia, con un hit dedicado a una vaca llamada Basilia, y un himno que empezaba “Como manzanas, cago manzanas...”, y continuaba de mal en peor. Lo que yo recuerdo es que aquello estaba lleno, no hay más que ver la fotos, y además era lo normal en aquellos días, y que debía ser uno de los primeros conciertos en los que Chapi tocaba con la batería completa. La guitarra que llevo no es la mía, supongo que alguien (¿de Última Fila?), me prestaría una que se pudiera afinar. Seguro que tocamos todas aquellas canciones demenciales que pasaron a la historia sin llegar a grabarse (“Óscar”, “Si llego tarde a casa”, “Burgasville”, “Ella es insaciable” o aquella semibalada de un tipo enamorado de una monja de clausura... ¡ese Labra!), y que debíamos sonar a mil demonios desafinados.

En fin, cuando tocó Última Fila, Labra y yo subimos a cantar un “Barbara Ann” ramoniano e improvisado, y alguna más, tal vez “Twist & Shout”, como el día del concierto anti-OTAN. ¿O esto fue después? Sea como sea, fue en aquellos días cuando empezamos a tener relaciones prematrimoniales, y ya deberíais saber que esos primeros roces acabaron en boda. De hecho este mismo año estamos cumpliendo las de plata. ¡Quien nos lo iba a decir!

Carlos Rego. Abril, 2010

jueves, 8 de abril de 2010

COSECHA ROJA: Ideal (Granada, 28-3-2010)


Artículo publicado en el IDEAL de Granada el domingo 28-3-2010, escrito por Carlos Morán, para leer el artículo haz clic en la imagen.

lunes, 22 de marzo de 2010

COSECHA ROJA: Versionados


Una de las cosas más increíbles que le han pasado a Cosecha Roja es que, después de desaparecer sin que nadie pareciera darse cuenta, hubiera grupos que se acordaran de sus canciones para versionarlas. Para nosotros ha sido mucho más que un honor, sobre todo viniendo de personas de reconocido gusto musical. Un pequeño reconocimiento que nos llena de orgullo.

Annie Hall

Así que hasta que Amaral se decidan a grabar “Despedida” y Fito y los Fitipaldis “Violines y campanas”, aquí teneis las estupendas versiones de “Vacaciones permanentes" de Annie Hall (la gran esperanza truncada del pop en Ourense), y la “Despedida” incluida en su único cd por The Shannons (exquisito grupo bilbaíno-madrileño-barcelonés que esperamos resucite un año de estos).

Portada CD "The Shannons"

La de Annie Hall está grabada en el Felipop, con nosotros de emocionados testigos, y en el mismo escenario también tocaron "Despedida" The Shannons, dos momentos imborrables en nuestra memoria.

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martes, 2 de marzo de 2010

COSECHA ROJA: A plena sombra (CD - 2001)


Vamos buscando sueños a Madrid, decía aquella vieja gran canción de Los Suaves. No. Que va. Nosotros no. Nuestros sueños siempre estuvieron en nuestra cabeza, pastando a sus anchas. Como enormes caballos salvajes. No obstante sí que hicimos y seguimos haciendo esporádicas e intensas incursiones en la capital, en las que contamos como cabeza de puente por ejemplo a Pedro y María o a Urbano, siempre perfectos y exquisitos anfitriones. Urbano mantiene una interesante teoría. La Teoría de la 6ª Canción de Cosecha Roja, cuyo enunciado dice más o menos que la sexta es la más importante, la “mejor” de cada uno de nuestros discos. Como con cualquier teoría, supongo que se podrían aportar pruebas para refutarla aunque en el caso de A plena sombra, la última grabación del grupo, resulta difícil contradecir a Urbano. ¿Cómo negar que Despedida , la sexta de este disco, es una canción especial que al tocarla aun hoy nos hace sentir mariposas en el estómago?

Despedida y otras tres de A plena sombra se grabaron en Fusión, el estudio de Javier Abreu que antes estaba detrás de la iglesia de Santiago de Vigo. El resto fueron grabadas en Xingreira con los hermanos Lameiras. A José y Sergio los conocemos desde siempre, desde aquellos comienzos con Las Hierbas (algún día Aser nos escribirá algo de ellos), más adelante como Los Cambiantes (personalidad a raudales) y hace unos años con El Pararrayos. A día de hoy José sigue componiendo y tocando en Magritte, con la estupenda voz de Nate Borrajo como ingrediente más llamativo de los muchos que merecen atención en esta banda. Sergio, fino guitarrista en Los Cambiantes, se encarga ahora del sonido en este recóndito estudio escondido en los balcones excavados por el Miño entre Os Peares y Ourense.

Ya pasaron 10 años pero me acuerdo como si fuese hoy de la grabación en Xingreira: el día de los cascabeles y del pau de chuva, o de la imponente marimba, en medio de la habitación con su amenazante aspecto de bestia prehistórica, a la que Ton Risco tenía perfectamente amaestrada; el día de los feedbacks con el ampli subido a la lavadora, en el lavabo, trenzando acoples entre todos y recuerdo especialmente a los Monforte Horn Ensemble. Estábamos grabando Como la nube, una canción de nuestro querido Magín Blanco (que hoy anda muy pendiente de A nena e o grilo), cuando decidimos que le quedaría muy bien una sección de vientos estilo Van Morrison. Conseguimos a estos tíos, que nada más llegar escucharon la canción por primera vez y en un abrir y cerrar de ojos, José Pérez Arias, el trompetista Cheyenne, tenía montado un arreglo espectacular. Después, con la noche bien avanzada, retocando aquí y allá quedó lo que suena en el disco. Igual no recuerda al León de Belfast pero a mí me suena a gloria, es perfecto para la hiperlenta y cataléptica versión que estábamos grabando. Siempre asociaré esta canción a la música de un funeral con carroza tirada por caballos negros enjaezados, que parecían sacados de un cuento de Poe, con el cual me tropecé hace unos años en Londres, en Notting Hill, muy cerca de Portobello Road. No es broma, era un auténtico funeral vintage.

Un funeral. Nadie quiso editarlo y nos lo sacamos nosotros mismos. Para nosotros y para nuestros amigos. Para los más allegados. Un funeral íntimo. Componer, preparar y escoger canciones, grabar y autoeditarnos el disco, todo el proceso de A plena sombra, es una busqueda de otros sonidos, un intento de arreglar de otra manera las canciones, algo que resulta evidente y que junto a la idea de final de trayecto, de que algo inevitablemente se acaba, son el espíritu y la intencionalidad que visten cada texto, cada canción.

Y final. Todo va a cerrar. Nos toca pasar página y mirar hacia adelante, y lo hacemos con sólo dos premisas: vamos a exigirnos mucho más y al mismo tiempo vamos a tomarnos las cosas de otra manera. Nosotros, los pastores de enormes y salvajes sueños. Ni que decir tiene que entre dichos sueños, dada su naturaleza indomable, a veces se monta alguna trifulca y alguno sale lastimado. Aunque ya han aprendido lo que canta Califone: lame tus heridas y te crecerán alas.

Javier Doforno, Marzo 2010

Puedes leer más sobre el CD "A plena sombra" en "18 RODAS" y si quieres descargar el CD pincha en el siguiente enlace "A PLENA SOMBRA".


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viernes, 26 de febrero de 2010

COSECHA ROJA "Conducir despacio" (CD-1997)



A mediados de los 90 yo estaba trabajando en Ourense y acabando un proyecto y varias cosas más en Santiago que con el tiempo se revelaron bastante intrascendentes. Además, ocurrieron desgracias familiares que marcaron un antes y un después en mi vida. Un par de años antes, Cosecha Roja había entrado en un callejón sin salida y avanzaba hacia ningún lado. Todo había dejado de ser divertido para convertirse por momentos en insoportable. Un día dejamos de ensayar, sin excesivo debate, decisión muy acertada para nuestra salud mental -y no exagero- como grupo. Las circunstancias y los hechos hicieron que me apartase un poco de todo aquello que era tan mío, y a partir de entonces, supongo, cada uno dio salida a su creatividad y a su mala hostia -o como quiera que se llame eso- como quiso o como pudo. En mi caso, aparqué totalmente la guitarra eléctrica (que de paso no era mía, hay cosas que nunca cambian) y me dediqué a escribir (según cuenta la leyenda), a viajar y a trabajar. Un día de esa segunda mitad de la década, alguien, no recuerdo quién, me dio una maqueta de una nueva colección de canciones de Cosecha Roja, que luego supe que se iba a llamar Conducir despacio, curioso título para un disco que en la primera escucha era pop y/o rock de guitarras afiladas, con aquel bajo y batería inconfundibles. Lo escuché tranquilamente. Me recordaba a Jonathan Richman / Modern Lovers, a Alex Chilton / Big Star, a Neil Young / Crazy Horse, a Steve Wynn / Dream Syndicate y a muchos más. Lo escuche también con una cierta distancia crítica proporcionada por el hecho de no haber participado en él, aunque, señoras y señores de la nave del misterio, confieso que me sonaba como si yo mismo, o mejor aún, mi doble, o mejor todavía, mi fetch, hubiese tocado en aquellas grabaciones, cuando la verdad era que sólo llegué a grabar, muy al final, un par de pistas improvisadas de guitarra cuando por fin se editó el disco. Pero sí. Sonaba a Cosecha Roja. Yo incluido. Y sonaba muy bien, y después de oírlo una vez tras otra, en exceso, hasta agotarlo, como hago con todo lo que me gusta, entendí lo que realmente era aquello.

Remontándonos años atrás, después de flexis y singles, Nuevos Caminos, el primer disco “grande”, no reflejaba con fidelidad lo que era Cosecha Roja en su tiempo. ¿Puedo decir que es un disco fallido?. Bueno, ya está dicho. Vacaciones Permanentes es más acertado pero se quedó muy corto en formato gasolinera. A plena sombra es algo especial, un testamento, un epitafio sonoro, un paso a “otra dimensión”. En cambio, Conducir despacio (junto con el EP Aquellos maravillosos años que es su verdadero embrión) es otra cosa. Es el centro, el núcleo esencial del planeta Cosecha Roja y del planeta Rego Tesouro, que son de esos cuerpos celestes difíciles de descubrir por estar tan a desmano de tanta efímera supernova de nuestra galaxia más cercana.

Entre tos y tos, el gran Robert Louis Balfour Stevenson (¿iremos alguna vez a Samoa?) dijo que ciertos lugares hablan con su propia voz, ciertos jardines sombríos piden, a gritos, un asesinato; ciertas mansiones ruinosas piden fantasmas y ciertas costas, naufragios. Cosecha Roja estaba pidiendo a gritos un disco como este. Pero no quiero explicarme mal. Que nadie se confunda: Conducir despacio tiene de sombras y naufragios lo justo. Además hay una extraña y personal luminosidad que lo recorre de cabo a rabo. Hay olas de violines y una palpitante Radio Corazón. Incluso hay varias canciones de amor, más que en cualquier otro disco de Carlos Rego, alguna tan sutilmente hermosa como la que da título al conjunto. Otras explican con precisión la melancolía que se aposenta en nosotros y con la que nos acostumbramos -a regañadientes- a convivir, cuando confrontamos el conocimiento de nuestras propias limitaciones con la altura de nuestras aspiraciones, cuando miramos al desencanto cara a cara en el espejo. Sentimientos jodidamente humanos. Como decía con toda razón un amigo músico el otro día, Rego escribe canciones de Hombres (y que nadie busque connotaciones cachondas a la frase, que sois muy simpáticos). Con sus limitaciones de sonido me parece el disco “fundacional” de Cosecha Roja, alrededor del cual se entiende todo lo demás (joder, y yo no estoy…o ¿sí estoy?). Aquella también fue una buena época para el grupo sonando en trío. Amadís me cuenta que uno de los mejores conciertos de Cosecha Roja fue en Valencia en la presentación de Conducir despacio, en una gira que los llevó también a Castellón, la tierra de Santi Campos, persona clave en su edición. Todas son canciones que forman parte de mi ADN. Algunas, como Cicatrices, de mis canciones favoritas de siempre y ahora, otra vez, después de muchos años, vuelvo a tocarlas. Nada de dobles. Nada de tríos. El próximo día 21 de Noviembre en el Auriense a las 21:30, estrenando el recopilatorio Un par de cosas 1991-2000, espero convencer a Amadís de que estaba equivocado con lo de Valencia. Os esperamos.

Cosecha Roja en trío 1997.

Por último, no me olvido de que el disco está dedicado a los habitantes de Cicely, Alaska, y alrededores. Como habitante de los alrededores, eso también es mucho para mí. Este es el disco para escuchar Corazoncito en "Chris por la mañana" en la K-OSO mientras Chris me explica, por ejemplo, la teoría de Wittgenstein sobre el amor. Para tomar unas cervezas con Maurice en el Brick de Shelly y Holling, atendiendo a cualquiera de sus divagaciones faraónicas. El disco para escuchar con Eddie y sus películas, con Ruth Ann y Marilyn, la que nunca se equivoca. El disco de Joel, el urbanita pragmático y realista que descubre que la realidad es otra y no la que el da por supuesta, y de Maggie, la de la maldición O´Connell, por la que todos sus novios morían por verdadera mala suerte durante su relación con ella. Y es el disco para recordar a mi “hermano”, ese otro habitante de los alrededores de Cicely, Alaska; tan distinto a mi pero con el que compartía una extraña conexión telepática y que casi siempre se reía de las mismas cosas que yo; con el que hablaba totalmente en serio de asuntos triviales y en broma de asuntos serios. El “hermano” de las tortillas de patatas a deshora, los viajes relámpago a Muros y Arzúa; el del hoyo “diecihoyo” y los porrones de moscatel en aquella Compostela acuosa del Hortensia.

Sí. Hemos pasado noches largas y tristes. Nos hemos despertado en mitad de la noche y nos hemos sentido solos y hemos vuelto a tener miedo, como cuando éramos niños. Sin duda, temporales todos hemos pasado unos cuantos. Y por desgracia los volveremos a sufrir. Pero, afortunadamente, entre sombras, zozobras y naufragios que asoman la patita, a veces encontramos cosas que nos reconcilian con nuestra vida, con nosotros mismos y con los que nos rodean. Como Conducir despacio, que tiene una de las más hermosas lunas llenas que uno pueda imaginar.

Javier Doforno, noviembre 2009

Pincha AQUI para ver más sobre "Conducir despacio" el diseño del folleto que acompañaba el CD y las letras de las canciones.


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